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Ciudad Dorada


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CIUDAD DORADA

Una propuesta para crear una ciudad del primer mundo en cada país pobre. Una “isla” de estabilidad y progreso que permita disminuir la inmigración masiva hacia los países industrializados y traer bienestar y prosperidad económica a los países pobres

Autor: Raúl Eduardo Dávila Andrade

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INTRODUCCIÓN

¿Te imaginas si hubiera una Ciudad del Primer Mundo dentro de cada país pobre?Un lugar donde se pueda vivir tan bien como en cualquier ciudad del primer mundo, es decir, en paz y con prosperidad, donde no exista gran desempleo, donde se perciba un sueldo justo y todos tengan un seguro de salud, donde sus habitantes vivan con dignidad y rodeados de gente honrada y trabajadora.¿Absurdo? ¿Imposible? ¿Un sueño?Los sueños pueden volverse realidad cuando actuamos con corrección y analizamos detenidamente nuestros problemas y les buscamos solución. Esta propuesta busca encontrar una verdadera respuesta a la inmigración masiva, yendo más allá de la retórica académica, buscando soluciones prácticas, basadas en el sentido común.Una “Ciudad Dorada” permitiría la existencia de una “isla” de estabilidad y progreso que pueda “romper” el círculo vicioso mantenido por la pobreza, atrayendo inversiones, generando riqueza y disminuyendo la inmigración y la presión sobre los países industrializados.Una “Ciudad Dorada” no es un sueño y su desarrollo no depende de la limosna caritativa de los países ricos, sino de la firme decisión de los propios ciudadanos de los países pobres.

Lima, 30 de Marzo de 2003 

-------------------------------------- 0 --------------------------------------   Podrás imaginarte desde afuera,
ser un mexicano cruzando la frontera,
pensando en tu familia mientras que pasas,
dejando todo lo que tú conoces atrás.Si tuvieras tú que esquivar las balas
de unos cuantos gringos rancheros
¿Les seguirás diciendo “good for nothing wetback”
si tuvieras tú que empezar de cero?
(“Frijolero” de Molotov)

 

La inmigración eterna
¿Cuántas veces fuiste a buscar riqueza?
 

Salir de tu país para vivir en otro, no suele ser sencillo. Significa enfrentar un lugar lejano, una cultura diferente, donde los lugareños te miran con desconfianza. Es terrible ser un ciudadano de segunda clase, estar solo e indefenso en un lugar donde puedes ser acosado o incluso agredido, no sólo por los delincuentes sino también, por las fuerzas de la ley.Salir de tu país para vivir en otro, no es algo que se haga con alegría, por el contrario, emigrar es una actitud extrema, desesperada. La mayoría de los inmigrantes preferiría estar en sus propios países, con sus familias, con sus tradiciones y costumbres, pero al mismo tiempo, viviendo tranquilos, en paz y disfrutando de una prosperidad económica. Lamentablemente eso no es posible en la mayoría de países del mundo, acosados por guerras y crisis económicas eternas.Sin embargo, el problema de la inmigración no es nuevo. Desde que vivimos en sociedad el fenómeno se ha repetido. Cuando hay un pueblo próspero, todos quieren vivir en él, es algo natural y ha sucedido en todos los momentos de la historia universal. En el mundo antiguo Egipto era un pueblo rico que atrajo a miles de inmigrantes de los países vecinos. Lo mismo sucedió con los países latinoamericanos, cuando se descubrió oro y plata. Millones de europeos llegaron a México, Perú y Bolivia para tratar de hacerse ricos en corto tiempo. Cuando encontraron oro en California, Estados Unidos se convirtió en la tierra prometida de millones de ciudadanos europeos y norteamericanos. Y cuando descubrieron diamantes en Sudáfrica, los inmigrantes no se hicieron esperar.La inmigración siempre ha existido y terminar con ella es una utopía. Mientras existan pueblos, reinos o países prósperos, siempre habrá gente dispuesta a trasladarse allí con el fin de disfrutar de esa prosperidad. Sucedió en la antigua Roma, sucedió con las grandes ciudades de Europa, sucedió en África y sucedió en América.Entonces, si no podemos acabar con la inmigración, lo que único que nos queda es buscar un alivio a ese problema.

 

Debemos acabar con los trenes de la muerte

La inmigración clandestina debe ser erradicada porque es una terrible degradación a la que muchos seres humanos se ven forzados a someterse. Nadie más debería morir de una forma tan cruel.Introducirse en un país por caminos clandestinos es una deshonra para cualquier persona. Los mismos países pobres deben controlar esa emigración. Nadie debería llegar a tanto para alcanzar su felicidad.Balsas y pateras se han transformado en lugares de degradación humana. Estos inmigrantes viajan de manera precaria, en embarcaciones clandestinas repletas de pasajeros, donde pueden pasar hambre, donde puede ahogarse, donde pueden recibir abusos físicos o donde sencillamente pueden morir.¿Cuántos miles de seres humanos han muerto en fronteras, en ríos, en mares, asfixiados en camiones? ¿Alguien se preocupa siquiera en contarlos? ¿Qué hacen los gobiernos de los países pobres para impedir este genocidio de su propia gente?La frontera mexicana debe ser cuidada por los propios mexicanos. ¿Por qué se permite que todos los años miles de inmigrantes clandestinos expongan sus vidas? ¿Por qué no persiguen con rigor a los coyotes que lucran con el sufrimiento de gente desesperada?La frontera marroquí debe ser cuidada por los marroquíes, con la misma determinación con la que Cuba cuida sus embajadas. Es inconcebible que el gobierno marroquí permita la existencia de mafias y corruptelas en sus costas, ¿por qué se niegan a acabar con las embarcaciones clandestinas que parten hacia España?Sólo la fuga por razones políticas o en tiempo de guerra, es justificable para traspasar una frontera de manera ilegal, pero ningún “sueño americano” vale exponer la vida de un niño. ¿Y cuántos niños han muerto tratando de llegar a la Florida? ¿Cuántas jóvenes promesas de sus patrias han perecido en camiones frigoríficos, en bodegas de barcos y aviones, en manos de traficantes de seres humanos?Es hora de cambiar esa situación y no esperemos que lo hagan los países ricos, a ellos poco les importa, la iniciativa debe ser tomada por los gobiernos y los ciudadanos de los países pobres, ¡y de inmediato!

Siempre que pienso en la inmigración clandestina, se me vienen a la cabeza los trenes repletos de judíos rumbo a los campos de la muerte. Hoy vemos pasar esos trenes y somos incapaces de hacer algo, ¿hasta cuándo?

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La Ciudad Dorada
Construyendo una burbuja de estabilidad

 

Cada país una solución diferente

No existen recetas universales. Todos los países son diferentes y deben buscar las mejores alternativas para alcanzar su desarrollo. Es común que las autoridades de un país pretendan transformarlo en “otro Estados Unidos”, en “una Francia Africana”, en “la Alemania Sudamericana”. Pero las cosas no son tan simples, cada país necesita evolucionar de una forma diferente. Nada cambiará si no se respeta la idiosincrasia de la gente. Se pueden construir rascacielos, viaductos, subterráneos, pero los pueblos seguirán siendo pobres si no respetamos su cultura local.Los países pobres deben encontrar sus propias soluciones y encontrarlas en su propia gente porque creatividad siempre ha habido, el problema es que nunca se ha consultado al pueblo. Por ello, “Ciudad Dorada” es una propuesta abierta que espera recibir aportes de todos los que quieran opinar al respecto.

 

Descentralizar la Riqueza

Uno de los grandes problemas del mundo es que la riqueza está centralizada. Claro, eso no es nada nuevo, millones de veces se les ha pedido a los países ricos compartir su riqueza, decenas de cumbres se han comprometido a luchar por conseguir que los pobres tengan más, pero nunca ha habido éxito alguno.En el mundo de hoy sólo existe una esperanza para los pobres desesperados del tercer mundo: emigrar hacia un lugar mejor. Y los mejores lugares para emigrar son los países ricos: Europa, Norteamérica, Australia y algunos países de Asia.Este proyecto busca crear una ciudad del primer mundo en cada país pobre  con el fin de descentralizar la riqueza. Construir una ciudad donde el poder adquisitivo sea mayor que en el resto del país, donde sean respetadas todas las reglas establecidas. Donde nadie se pase las luces rojas, donde nadie bote la basura a la calle, donde no te roben, donde no te secuestren o te asesinen.¿Imposible?No, no lo es y cualquier país, sin importar su situación económica actual, puede hacer realidad este sueño.¿Descubrimos al genio de la lámpara maravillosa?No, descubrimos el enorme potencial que tienen nuestros emigrados.

 

Obteniendo fondos

Un estudio del Banco Interamericano de Desarrollo (BID) estima que en el año 2002 los latinoamericanos en Estados Unidos enviaron a sus países de origen alrededor de US$ 25.000 millones.Estas cifras no incluyen el dinero que se despacha por otras vías, como a través de familiares o amigos, por lo que, según analistas, el monto verdadero podría fácilmente ser el doble.El estudio calcula que América Latina recibe US$ 32.000 millones anuales en remesas procedentes de Estados Unidos, Japón, Europa y Canadá.México se lleva la mayor parte de la torta, recibiendo anualmente US$ 10.502 millones,  es decir, la tercera fuente de ingresos del país después de las exportaciones petroleras y el turismo. Esto es debido a las remesas de los más de 20 millones de mexicanos que viven en Estados Unidos.Por su parte, Brasil recibió US$ 4,600 millones. De ese monto, más de la mitad fue enviado desde Japón, donde residen más de 250 mil brasileños.Colombia recibió US$ 2.413 millones. El Salvador, US$ 2.206 millones, siendo la tercera fuente de ingresos del país, después del café y las ensambladoras extranjeras. República Dominicana, US$ 2.111 millones, es decir, la segunda fuente de ingresos después del turismo.En el año 2002, los guatemaltecos enviaron a su país US$ 1.689 millones; los ecuatorianos US$ 1.575 millones; los jamaiquinos US$ 1.288 millones; los peruanos US$ 1.265 millones y los cubanos US$ 1.138 millones.No necesitamos de los países ricos para crear una ciudad del primer mundo dentro de nuestro país pobre. Podemos crear una Ciudad Dorada contando apenas con el aporte de los emigrados.

 

Rompiendo el Círculo Vicioso

En los países desarrollados existe un círculo virtuoso, en el cual las personas gastan más pero ganan más y pueden ahorrar. Algo que no ocurre en los países pobres donde la gente gasta menos y gana menos, sin poder ahorrar, realizando una economía de supervivencia.La propuesta de la Ciudad Dorada es que rompamos ese círculo vicioso de los países pobres estableciendo una ciudad donde la gente gane más y puede tener un excedente que les permita invertir en salud, educación o diversión.Una ciudad del primer mundo también nos permite reducir costos, sobre todo en seguridad. No son necesarias tantas rejas, no son necesarios tantos vigilantes ni tantos controles pues sabremos que la mayoría de los habitantes de la ciudad es gente confiable.Además, siendo una isla de estabilidad, atraerá inversiones e inversionistas, que darán trabajo a más y más gente, porque muchas empresas y empresarios temen invertir en los países del tercer mundo porque le temen a la inestabilidad. Una Ciudad Dorada será un imán de inversiones.Pero lo mejor de todo es que se romperá el círculo vicioso cuando el dinero que reciben los millones de familiares de emigrados, sea invertido en progresar y no apenas en mantener su supervivencia. Porque todos estos millones de dólares que son recibidos en Latinoamérica, sirven sobre todo para pagar los gastos mensuales, las cuentas, la alimentación, la salud, no para progresar. Eso debe cambiar.En la Ciudad Dorada, ese dinero será usado para generar más riqueza no apenas para supervivir. Porque allí habrá más posibilidades para conseguir empleo, para mantenerse por sí mismos, y el dinero que reciban del extranjero servirá para invertirlo, para crear empresas, para comprar propiedades, para generar prosperidad. No para comprar comida.

 

Los Pobladores de la Ciudad

- Emigrados que quieren volver a su patria. Muchos emigrados quisieran volver a su patria, pero le temen a la situación social, política o económica. Una isla de estabilidad y tranquilidad dentro de su propio país será un ofrecimiento tentador para los emigrados que hoy habitan en los países del primer mundo. Muchos emigrados jubilados desearían pasar sus últimos años en su tierra, cerca del cariño de sus familias y de sus tradiciones.Para muchos emigrados sería muy atractivo ofrecerles seguir ganando bien, viviendo bien pero mucho más cerca de las personas que quieren, comiendo su propia comida, siguiendo sus propias costumbres y tradiciones, hablando su propia lengua, sin sufrir la discriminación o xenofobia y con todas las comodidades de un país rico.- Familiares de emigrados. Los emigrados han dejado en sus países de origen a sus hijos, hermanos y padres. Las embajadas niegan con frecuencia la visa a estos familiares y el sentimiento de impotencia lleva a buscar cualquier alternativa para darles una mejor vida a sus parientes. Así, se pagan miles de dólares a tramitadores, falsificadores y traficantes con el fin de conseguir la ansiada visa o un transporte o ingreso ilegal en un país del primer mundo.El actual sistema de inmigración favorece el desarrollo de estas mafias que se enriquecen traficando con seres humanos. Si a los familiares de los emigrados (que no han podido salir) les damos la alternativa de vivir en la Ciudad Dorada, les estamos dando también la posibilidad de que inviertan esos miles dólares en su futuro y no en pagar a delincuentes. Con ese dinero, estas personas podrán establecerse en la Ciudad Dorada, podrán conseguir un buen empleo, una buena vivienda y una buena educación y salud. Hagamos que ese dinero vaya al progreso de nuestro pueblo y no al enriquecimiento de unos cuantos mafiosos.- Gente honrada que desea emigrar. Una Ciudad Dorada no sólo será un imán para quienes están fuera y para sus familiares, también lo será para aquellos que están dentro del país y que buscan una alternativa para mejorar sus vidas.Los ciudadanos de un país pobre no tendrán como primera opción ir a Estados Unidos, a Europa o a Japón, pues su primera alternativa será su propia Ciudad Dorada. Esto significa descentralización del deseo quitando presión a los países desarrollados, las filas por visas hacia los países ricos disminuirán considerablemente y a mediano plazo también disminuirá la intolerancia contra los inmigrantes en los países ricos.

 

La gratitud de los ricos

La descentralización del deseo trae una ventaja adicional. Aunque no se necesita ayuda de los ricos para crear una Ciudad Dorada, los países ricos estarán deseosos de ayudar. La creación y buen funcionamiento de estas nuevas ciudades será realmente una bendición para ellos.¿Cuántos españoles estarían felices de ayudar a la creación de una Ciudad Dorada en Marruecos, que pueda contener y encauzar la frenética ola migratoria magrebí? La creación de una Ciudad Dorada en México será muy bien vista por los estadounidenses, que por seguro estarán dispuestos a contribuir en lo que puedan. Y también muchos cubano-americanos podrían ayudar a la creación de un lugar que albergue a sus familiares en Cuba, un lugar donde puedan tener una vida de superación económica, social y cultural.

 

¿Una Ciudad de Ricos?

LA CIUDAD DORADA NO SERÁ UNA CIUDAD DE RICOS. Será una ciudad como cualquier buena ciudad de un país desarrollado, con gente de clase media, con trabajadores manuales, con empleados profesionales y técnicos.No será una ciudad de ricos, y no lo será simplemente porque muchos ricos NO CALIFICARÁN para entrar en la Ciudad Dorada porque para vivir allí es necesario tener una hoja de vida limpia.La Ciudad Dorada será una ciudad de gente trabajadora, no será una ciudad de ricos, pero los ricos honestos, así como cualquier persona honesta, también podrán vivir allí.

 

Aprovechando nuestros mejores recursos

Muchos pensarán que el petróleo o el oro son los mejores recursos de un pueblo. La verdad que el mejor recurso de un pueblo es su propia gente.¿Para qué vamos a los países ricos? ¿a lavar platos? ¿a barrer calles? ¿Cuánto hemos gastado en la educación de nuestros hijos para que se vayan a Estados Unidos a realizar una función inferior a su nivel educativo? En la Ciudad Dorada podrán encontrar un empleo acorde con sus calificaciones.Y la Ciudad Dorada necesitará gente con calificaciones. Gente calificada para construir casas, para plantar árboles, para hacer pan y escribir noticias. También habrá gente que disfrutará de su vejez en un lugar tranquilo y feliz aportando con su sabiduría a nuestro país. Habrá gente que podrá abrir su estudio de abogados o su consultorio médico. Habrá profesores, habrá mecánicos y técnicos en computación, pero sobre todo habrá gente dispuesta a vivir dignamente y esforzarse para construir en un sitio digno en donde vivir.La Ciudad Dorada evitará la permanente fuga de talentos, los países pobres invierten miles de dólares en la educación de sus ciudadanos, y los mejores calificados se van del país buscando mejores salarios o condiciones de vida, haciendo que esa inversión se transforme en pérdida permanente. Es necesario que evitemos que nuestros jóvenes más calificados se vayan de nuestro país, también por ellos, se crea la Ciudad Dorada.

 

Seleccionando los pobladores

La Ciudad Dorada no será un lugar donde pueda vivir cualquiera, porque simplemente, no podría serlo, no todos son honestos, no todos los médicos del país pueden ir a vivir allí, no todos los abogados, no todos los ingenieros, no todos los agricultores.Entonces, habrá una selección de acuerdo a las necesidades de la ciudad, y por lo tanto habrá visados, habrá barreras policiales que traspasar para ingresar allí, no cualquiera podrá entrar, porque los problemas que afectan al resto del país no deben afectar la estabilidad de la Ciudad Dorada.Pero esas barreras no serán mayores que los muros que nos separan de muchos condominios lujosos, de barrios militares o de playas exclusivas a las cuales no tenemos acceso. La separación es una medida dura pero necesaria para la creación de esta isla de estabilidad. Sólo el aislamiento del desorden y del caos hará que sea un lugar deseable para habitar, las fronteras y los visados sólo son para permitir una selección entre gente capacitada y gente que no lo está, entre gente honesta y gente que no lo es.No es para elegir quién es más rico o quién es más pobre, es para evitar que los que han robado, hayan estado justificadamente presos o se hayan enriquecido ilícitamente, puedan ingresar o vivir en esa ciudad. Porque nadie con antecedentes policiales o nadie que haya tenido muchos juicios en su vida, debería vivir allí, porque los pobladores de esa ciudad deben ser honestos, porque la honestidad será el motor de su progreso.La selección es para que no entren sinvergüenzas, apenas eso. Los estafadores, mentirosos y ladrones deben quedarse afuera.

 

El mayor problema para la construcción

Aunque muchos crean que la construcción de la Ciudad Dorada es una utopía, este texto demuestra que es más sencillo de lo que parece y más adelante se desarrolla, paso a paso, una propuesta que va desde su concepción hasta la puesta en funcionamiento.El principal problema para hacer realidad este proyecto, no es ni el dinero ni la gente. En realidad, el principal problema de un proyecto como este, y de cualquier proyecto racional de desarrollo, es, son y serán, los políticos de los países pobres. En su mayor parte obtusos por ideas preconcebidas o que viven en un mundo de fantasía, luchando por ideologías en vez de hacerlo por las personas que sufren.El mayor problema de un proyecto como este son los políticos que viven como Luis XVI que creen ser el centro del universo, poseedores de la verdad y sin embargo se muestran absolutamente incompetentes para ponerse de acuerdo en algo, en cualquier cosa a no ser para huir aterrados cuando ven que el pueblo les muestra la guillotina como a Luis XVI. Huyen esperando que las cosas se tranquilicen para volver de nuevo a hacer lo mismo.Entonces, la construcción de la Ciudad Dorada no debe ser iniciativa de los políticos, es más, los políticos deben estar lejos de la organización, de la planificación y de la construcción. Los políticos deberán pasar por los mismos rigores de selección de visados si quieren vivir en la Ciudad Dorada.Lo que quiero decir es que sólo la sociedad organizada podrá llevar adelante un proyecto como éste, nunca los políticos. A los políticos sólo se les pediría que por favor no se entrometan. Nada más. Será algo muy difícil, será un reto para la sociedad civil lograr mantener a los políticos lejos de un proyecto tan importante, a más de uno le brillarán los ojos imaginando el dinero que podrían obtener, a más de uno se les pondrán los pelos de punta diciendo que se construirá una ciudad privilegiada y que el resto serán “ciudadanos de segunda clase”, o que es un intento independentista, o cualquier otra cosa más que esas cabecitas imaginativas desarrollen para impedir el progreso de la gente.El gobierno no financiará ni intervendrá en la construcción de la ciudad. Lo único que pediremos a los políticos es que nos dejen construirla. No sólo porque es necesaria para mucha gente y para el progreso del propio pueblo, sino además, para demostrar que un día todo nuestro país podrá funcionar igual que la Ciudad Dorada, para demostrar que podemos hacerlo.

 

Una ciudad construida por el pueblo

Para construir la Ciudad Dorada no pidamos nuevas leyes a los políticos, no pidamos regímenes especiales, ni exoneraciones tributarias. Sólo pidámosles que nos dejen construirla. Y aunque se los expliquemos mil veces, mil veces nos dirán que esperemos, que no se puede, que luego se verá, que no hay presupuesto. Pero no podemos esperar cien años a que se pongan de acuerdo. Tenemos que forzarlos a que nos permitan construirla, y esto es posible sólo con la presión de las protestas, de las firmas y de las encuestas. Sólo a eso le tienen miedo, esa es su guillotina.Los políticos no darán el primer paso sencillamente porque le temen al cambio, se mueren de miedo. Podrían tardar 50 años para discutir si es viable o no la propuesta y otros 50 años para debatir una ley de creación y otros 50 para decidirse a iniciar la construcción.Por ello, quien debe tomar la iniciativa es la propia gente, la cual debe organizarse, difundir esta idea, comentarla y discutirla, hacerle correcciones, críticas y añadiduras para mejorarla, empujar el proyecto hacia delante manteniendo la simplicidad de la concepción e evitando su ideologización o politización.Si la sociedad civil se organiza no se necesitarían 150 años para tener una Ciudad Dorada. Si UNA SOLA asociación u organización se decide a construirla, en menos de UN AÑO podría hacerse realidad. Entonces ¿cuándo quieres comenzar?Luego que tengamos nuestra Ciudad Dorada establecida y funcionando, los pueblos y ciudades de alrededor se comenzarán a beneficiar con esa prosperidad. De esta forma la riqueza comenzará a redistribuirse de forma fluida y entonces tendremos cada vez más ricos en nuestro país, cada vez menos conflictos y cada vez menos emigración externa.Pero básicamente, la Ciudad Dorada permitirá romper el círculo vicioso, donde todos ganan poco y todos pagan poco, lo que nos mantiene en la pobreza, estableciendo un círculo virtuoso donde todos pagarán más pero también ganarán lo suficiente para llevar adelante una vida digna.

Este centro poblado dejará al resto de ciudadanos con menores apremios y mayores oportunidades de conseguir empleo gracias a una menor competencia por puestos de trabajo. Pero cuando tengamos una Ciudad Dorada funcionando, cuando veamos que ha sido posible construir una ciudad del primer mundo en nuestro país, podremos replicar esa experiencia, construyendo una segunda Ciudad Dorada que nos permita dirigir definitivamente a todo nuestro país en una dirección de progreso, para que un día se convierta en un verdadero País Dorado.

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Construcción de la Ciudad Dorada

1)      LOS ORGANIZADORES

Se escogerán los 10 ancianos más prominentes del país. Este Consejo de Ancianos se encargará de la organización de la Ciudad Dorada.

¿Por qué ancianos? Porque son los menos propensos a caer en actos de corrupción.
¿Por qué prominentes? Porque si han llevado una vida intachable hasta ahora, es probable que continúen llevándola hasta el fin de sus vidas.

Serán ancianos también, porque las personas mayores tienen el derecho a ser reconocidos como la conciencia moral de un pueblo, deben ser ejemplo de vida para los jóvenes, un ejemplo visible y reconocible.

Por ello, serán ancianos que no tengan antecedentes policiales, que no hayan participado en política, que no que hayan tenido juicios ni graves problemas policiales en sus vidas.

A través de encuestas el pueblo escogerá quienes formarán el Consejo de Ancianos. El gobierno sólo facilitará la labor de los ancianos, nada más.

 

2)      RECEPCIÓN DE SUGERENCIAS

El Concejo de Ancianos recibirán todas las sugerencias de lugares o pequeños pueblos que puedan convertirse en la “Ciudad Dorada”. Todos podrán enviar sus sugerencias.

Los lugares candidatos podrán ser zonas de gran belleza natural o con grandes potencialidades turísticas o con importantes recursos naturales, culturales o de cualquier otro tipo que los hagan destacar del resto. Debe tenerse en cuenta no sólo su belleza paisajista, sino también sus posibilidades económicas. Puede ser un lugar alejado o un pueblo abandonado, pero en cualquier caso debe ser un lugar poco habitado.

El Consejo de ancianos deberá seleccionar 10 localidades candidatas entre las más citadas por la gente. Luego de esta selección, estará prohibida la compra o venta de terrenos en esos lugares, con el fin de evitar el tráfico de tierras. Esta medida durará apenas los días que lleve para elegir la localización final de la Ciudad Dorada. Esto no debería tomar más de dos semanas.

 

3)      ELECCIÓN DE LA UBICACIÓN

Las 10 localidades seleccionadas serán sometidas a encuestas para elegir la que la gente crea que es la más indicada para transformarse en la Ciudad Dorada.

 

4)      CERCADO

Luego de la elección del lugar se procederá a cercar y a empadronar a todos los actuales pobladores, quienes de por sí, estarán incluidos en el proyecto.

También se determinará un área (en los extramuros de la ciudad) en la que nadie más podrá asentarse.

Hasta este punto, los costos del proyecto son relativamente bajos, pero para iniciar esta construcción se necesitará del apoyo económico de los Fundadores.

 

5)      FUNDACIÓN

Se convocará a la formación de los Fundadores de la Ciudad Dorada. Los fundadores serán los primeros en comprar terrenos y en construir sus viviendas en el lugar. Ellos serán los pioneros, quienes darán vida al primer barrio de la Ciudad Dorada. Como Fundadores tendrán el privilegio de dar nombre a las primeras calles del lugar y establecerse en el centro de la ciudad. Estos Fundadores deben ser personas honestas, emigrados, empresarios residentes en el país, o extranjeros que deseen vivir allí.

 

6)      ADMISIÓN DE POBLADORES

Luego se pondrá en venta los demás terrenos y se iniciará la selección de pobladores. No cualquiera podrá vivir en la Ciudad Dorada, habrá una selección: Se necesitarán arquitectos, doctores, bibliotecarios, policías, cocineros, artistas, pero sobre todo, albañiles.

La gente más capacitada será bien recibida. La gente con mucho dinero será bien recibida, ¿para qué vamos a dejar que esos genios y esos dineros se vayan al extranjero? Tenemos que hacer todo lo posible para que ambos se queden en el país.
Los ricos, si son honestos, serán bien recibidos. La Ciudad Dorada necesita mucho dinero para vivir.

Pero, todos: pobres o ricos, pueden aspirar a vivir en la Ciudad Dorada, para ello presentarán su candidatura ante el Consejo de Ancianos, el cual evaluará todas las propuestas y les otorgará o rechazará la visa de ingreso temporal o de residencia, sobre la base de su trayectoria de vida, de sus cualidades profesionales o de lo que pueda ofrecerle a la ciudad.

Se dará preferencia a los ciudadanos que hayan vivido al menos cinco años en un país del primer mundo, sin haber cometido infracciones ni delitos.

Los emigrados también podrán solicitar que en la Ciudad Dorada sea admitido algún familiar que tengan en el resto del país, siempre y cuando se comprometan a ayudarlo económicamente durante el primer año o mientras encuentre un trabajo, con el pago de su vivienda y su alimentación.

Se negará el ingreso de aquellos que tengan antecedentes policiales o penales, a no ser que el pueblo de la Ciudad Dorada decida lo contrario.

 

7)      CONDUCTA

Cada nuevo residente de la Ciudad Dorada deberá firmar y jurar un Código de Conducta, por el cual se comprometa a no robar, no matar, no estafar, no agredir, no portar armas ilegales, no comercializar drogas y respetar las leyes del país.

Quien viole estas normas será expulsado de la ciudad, por un tiempo o definitivamente, dependiendo de la gravedad de sus infracciones o delitos.

 

8)      ELECCIÓN DE AUTORIDADES

Cuando la Ciudad Dorada tenga un número considerable de pobladores, el Consejo de Ancianos convocará a la elección de su primer Alcalde.

Desde el momento de la elección, el Alcalde se encargará de llevar adelante la ciudad, manteniendo el orden, en estrecha colaboración con las autoridades gubernamentales. Mientras que el Consejo de Ancianos se centrará en el otorgamiento o el rechazo de visas.

Luego del establecimiento de autoridades democráticamente elegidas se iniciará la construcción de colegios, bibliotecas, salas de cine, y una universidad. Se buscará el apoyo de los países industrializados para construir una infraestructura.

Con el tiempo, los ciudadanos de la Ciudad Dorada serán considerados como ciudadanos del primer mundo y gozarán de las mismas ventajas, económicas, sociales y culturales. Podrán viajar al extranjero con la cabeza erguida y podrán mirar en los ojos de cualquier agente de aduanas y decirle con orgullo: yo vivo en la Ciudad Dorada de mi país.

Y el resto del país verá que con orden y honestidad es posible alcanzar el progreso, el buen ejemplo cunde y la Ciudad Dorada se convertirá en la locomotora del progreso, con rumbo a convertirnos en un País Dorado.

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